De vez en cuando en la vida te tropiezas con algo realmente increíble. La Majestic de 1929 bien pudiera ser una de esas situaciones. Cuando la ves, tienes la impresión de encontrarte más ante un coche de dos ruedas que ante una moto. Lo que sí que está claro, es que esta motocicleta es un deslumbrante ejemplo del estilo Art-Decó, merecedora por derecho propio de un post en esta serie.


El resultado fue un torpedo aerodinámico que incorpora la estética Art Deco tan en boga en aquellos días, con la entradas de aire abiertas a los lados con branquias haciendo parecer un poco a la Majestic como un tiburón peregrino de dos ruedas.
Georges Roy solicitó una patente para su «nueva motocicleta» en diciembre de 1926, y aunque fue un fracaso comercial, no le impidió desarrollar el diseño aún más de tal manera que la Majestic presentada en el Show de París de 1929 contaba con esa extraordinaria dirección de cubo central, independiente de los anclajes de la suspensión, que era de tipo pilar deslizante. De hecho, la moto no cuenta con horquilla, moviéndose la rueda de manera independiente a la suspensión.

Fijándonos en los detalles, destaca el casco, donde los paneles laterales son interrumpidos por las branquias como en un coche de carreras, con la función de refrigerar el motor. A pesar de la gran cantidad de chapa que lleva, el peso de la moto es bastante equilibrado, alrededor de 175 kgs.
El chasis está construido utilizando dos chapas prensadas simétricas, unidas entre sí por remaches de seguridad en la parte delantera y la parte trasera del motor, y con paneles de refuerzo adicional debajo del motor, además de los dos paneles superiores grandes, fijos. Toda la estructura, al igual que un coche monocasco, es extremadamente rígido.
La cubierta del motor central es desmontable para un fácil acceso al mismo. Dentro encontramos un gran vano con mucho espacio, lo que permitía montar diferentes motores sin tener que modificar la estructura de la moto, o incluso un radiador para una posible refrigeración por agua.

Hace unos años esta moto estuvo en la exposición itinerante «El arte de la Motocicleta» en el Museo Guggenheim de Bilbao. Hoy, las pocas unidades que quedan en perfecto estado están repartidas y codiciosamente guardadas por los mejores museos del mundo.
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